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lunes, 21 de marzo de 2011

SI SOPORTAS EL DOLOR DE LA UNCIÓN ESTARÁS LISTO PARA EL PESO DE SU GLORIA.


Muchos de nuestros amados jóvenes, todos ellos muy talentosos y con un indiscutible llamado al ministerio quieren la unción y la gloria de la unción sin recorrer el camino y sin tener en cuenta un proceso serio, honesto y disciplinado de ENSEÑANZA y MENTOREO para sus vidas y su ministerio. No era así para los HOMBRES que se preparaban para el sacerdocio en el tabernáculo. Cuando uno de ellos cumplía la edad y preparación necesarias, entonces era ungido con una mezcla de aceite y sangre. Luego era enviado al desierto donde durante 7 días debía soportar ungido en aceite y sangre las altas temperaturas del día que calentaban el aceite produciendo quemaduras en su piel, y las bajas temperaturas de la noche que coagulaban la sangre también rompían su piel. El sumo sacerdote le decía al iniciado: SI SOPORTAS EL DOLOR DE LA UNCIÓN ESTARÁS LISTO PARA EL PESO DE SU GLORIA. Si lograba resistir esta prueba, entonces estaba listo para su consagración al sacerdocio.

En el tiempo de Jesús, en el primer siglo, los discípulos de los rabinos amaban y respetaban LA TORAH. La palabra Torah significa “Instrucción” “enseñanza”. La Torah era el centro y base de su existencia. Esta es la primera deficiencia en la vida de nuestros jóvenes adoradores…Ausencia de TORAH en sus vidas, es decir, ausencia de INSTRUCCIÓN. La instrucción y enseñanza de las Sagradas Escrituras, el amor por la Palabra de Dios, su conocimiento y obediencia serán determinantes en el PROCESO (no evento) de maduración y preparación de uno que tiene llamado y unción para un ministerio.

Pero la enseñanza en este proceso de instrucción, supone también la participación de un maestro; en este caso de un mentor o rabino…Uno que transferirá su “yugo” al discípulo. El yugo era la ENSEÑANZA o interpretación que cada rabino había aprendido de la Torah, y por lo tanto, era el centro y base de su vida, aquello que practicaba cada día y enseñaba a sus discípulos. Es por esta razón que Jesús nos dice: Llevad mi yugo sobre vosotros…Se refiere a su ENSEÑANZA.

La enseñanza de la Torah comenzaba con un primer nivel a los 5 o 6 años de edad y se llamaba BEIT SEFER. En este nivel que duraba hasta los 10 años, los niños aprendían cada palabra de la Torah de memoria, sí – Los cinco primeros libros de nuestra Biblia hoy. TODOS MEMORIZADOS.

La condición para continuar al segundo nivel en este proceso de INSTRUCCIÓN era ser EL MEJOR DE LOS MEJORES. Los demás niños regresaban a sus familias para aprender el oficio de sus padres, el negocio familiar, a manejar una casa.

Este segundo nivel de enseñanza se llamaba el BEIT TALMUD, los mejores de los mejores memorizaban el resto de las escrituras hebreas, es decir, desde Génesis hasta Malaquías - Palabra por palabra. Esta parte del camino que debía recorrer un discípulo duraba hasta los 14 o 15 años.

Nuevamente, los mejores de los mejores de los mejores podían continuar al siguiente nivel de ENSEÑANZA que se llamaba el BEIT MIDRASH en el que iban a un rabino y le solicitaban ser uno de sus discípulos. Cuando hablamos de un discípulo nos referimos a un “estudiante” pero esto tiene que ver con algo más profundo, NO TIENE QUE VER CON SABER LO QUE SABE EL MAESTRO.

Un discípulo no solo quiere saber lo que sabe su maestro, un discípulo QUIERE SER COMO SU MAESTRO y QUIERE APRENDER A HACER LO QUE HACE SU MAESTRO. El rabino le haría muchas preguntas e interrogaría al joven en cuanto a la Torah, los Profetas y la tradición oral por una sola razón: ¿Puede este chico SENTARSE junto a mi y hacer lo que hago y ser lo que soy? ¿Tiene este chico la madera que se necesita? No olvidemos que la manera de recibir la instrucción era SENTARSE a los pies del rabino – maestro. ¿Qué es lo que revela esta expresión? El asunto aquí es que nuestros amados jóvenes adoradores se conducen de tal manera en el ministerio que parece que en lugar de estar sentados a los pies, están sentados al mismo nivel de un mentor. La vida de muchos jóvenes talentosos en la Iglesia contemporánea sugiere más AUTOSUFICIENCIA que DEPENDENCIA.

Cuando un rabino examinaba con cuidado la vida de un aspirante a ser su discípulo pero observaba que no era lo mejor de lo mejor de lo mejor, entonces, le decía: Obviamente amas a Dios, obviamente conoces la Torah pero no tienes lo que se necesita para ser UN DISCÍPULO – Regresa a casa y aprende el oficio de tu padre, el negocio de la familia etc.

En cambio, si el rabino cree que el estudiante “tiene madera” y que puede llegar a ser como el, entonces el rabino le diría al joven: “VEN y SÍGUEME”. Este joven de 14 o 15 años dejaría a su familia, su aldea, su sinagoga, sus amigos para dedicar toda su vida a ser como su rabino. Esto es lo que significa SER DISCÍPULO. Surgen varias inquietudes en este punto de la reflexión que hoy estamos haciendo:

¿Dónde están los maestros o mentores de nuestros jóvenes adoradores?

¿Nuestros amados y talentosos jóvenes adoradores están dispuestos a SER INSTRUÍDOS? ¿QUIEREN SER ENSEÑADOS? ¿ADMITEN ESTA NECESIDAD?

¿La Iglesia está apercibida de está urgente necesidad instructiva?

¿Qué queremos hacer nosotros: Seguir promoviendo el talento y las habilidades de nuestra juventud o decididamente vamos a ceñir (rodear – abrazar) a nuestros jóvenes en procesos de INSTRUCCIÓN, ENSEÑANZA y FORMACIÓN DEL CARÁCTER que den fundamento sólido a su llamado, dones, habilidades y talentos?

¿Qué es lo que nos CONVIENE más?

Mientras reflexiono en esta realidad inquietante de la adoración post moderna no dejo de escuchar el eco de esta poderosa frase que aprendí hace unos años de un anciano y respetable adorador:

¡SI SOPORTAS EL DOLOR DE LA UNCIÓN ESTAS LISTO PARA EL PESO DE SU GLORIA!

Amados, hay un camino más excelente que recorrer en lugar de reconocimiento público y éxito ministerial. Hay una unción que trae quebrantamiento y trato implacable para nuestro carácter. Es necesario que entremos en procesos de ENSEÑANZA e INSTRUCCIÓN. Es urgente y vital que tengas un MENTOR – Alguien que te ciñe, te enseña, te instruye, te corrige, te exhorta, te prepara para que SEAS MADURO en el ministerio y para que estés LISTO PARA TODA BUENA OBRA. Todos somos levantados en los hombros de alguien, no podemos ir por el mundo como llaneros solitarios con el solo “conocimiento” de la Torah y un amor a Dios que nadie juzga pero sin una gota de CARÁCTER.

NECESITAMOS SER MARCADOS por la unción como es MARCADO EL GANADO – ¡Con Fuego!
Nuestra oración es en primer lugar por nuestros amigos y personas más cercanas a quienes amamos sinceramente. Muchos de ellos con llamados hermosos y poderosos. También oramos por aquellos que no conocemos pero que pueden estar leyendo esta pequeña y sencilla reflexión que es fruto de nuestra experiencia de vida. Que el amor del Padre, la amistad de Su Hijo y la comunión con el Espíritu Santo sea con todos ustedes HACEDORES DE HISTORIA.

En el Amado,
Joseph

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres muy acertado en tu comentario, se nota que eres maduro en el conocimiento,sea el Eterno derramando sobre tu vida mas de su santa unción, para que habrás brecha en el camino, pues la iglesia hoy día y en especial sus ministros, solo buscan su propia gloria..

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